domingo, 25 de mayo de 2008

Consejos a la manera de Martin Fierro



De trabajo es la vida

por que se necesita comer

si te pones a llorar

perdes la oportunidad

tene por hecho la razon

que si trabajas lo justo

comida no te a efaltar.



El chupar es siempre causa

de veneno para el alma

de amor es este consejo

que no quede en olvido

ese que critica borracho

no ha de merecer perdon.



Los consejos que da un padre

de un amigo hay que tomarlo

por eso digo que escuchen

hay que vivr con cuidao

no sabemos de que lao

aparece el que nos mata.



Los defectos no tienen fronteras

pero si tienen los rios

los tienen los mas mejores

y es necesario les diga

antes de criticar los de otros

nos fijemos en los nuestros.



A los que cantan les digo

cantandole al sentimiento

cuando tocan la guitarra

no es para hacerla sonar

es para decir cantando

las cosas que justas son.



La desgracia fue mi maistra

yo no vine de una escuela

si yerro no se me agreda

que algo se me ha de escapar

solo el que no sabe nada

no comprende al que se equivoca.






lunes, 19 de mayo de 2008

ROMANCE SONÁMBULO


Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas le están mirando y ella no puede mirarlas.
*
Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga.
*
Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta. Compadre, vengo sangrando, desde los montes de Cabra. Si yo pudiera, mocito, ese trato se cerraba. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Compadre, quiero morir decentemente en mi cama. De acero, si puede ser, con las sábanas de holanda. ¿No ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta? Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca. Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Dejadme subir al menos hasta las altas barandas, dejadme subir, dejadme, hasta las verdes barandas. Barandales de la luna por donde retumba el agua.
*
Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas. Dejando un rastro de sangre. Dejando un rastro de lágrimas. Temblaban en los tejados farolillos de hojalata. Mil panderos de cristal, herían la madrugada.
*
Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. Los dos compadres subieron. El largo viento, dejaba en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca. ¡Compadre! ¿Dónde está, dime? ¿Dónde está mi niña amarga? ¡Cuántas veces te esperó! ¡Cuántas veces te esperara, cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda!
*
Sobre el rostro del aljibe se mecía la gitana. Verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua. La noche su puso íntima como una pequeña plaza. Guardias civiles borrachos, en la puerta golpeaban. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar. Y el caballo en la montaña.
Analisis:
Verde:
Es el punto de vista simbolico.Tiene dos aspectos que van desde el verde intenso del musgo hasta el verde del cardenillo, significa el reverdecer de la esperanza.

Viento:
Son manifestaciones sobrenaturales que representan las intenciones de los dioses.

Caballo:
Es la personificación de la fuerza y la vitalidad.

Montaña:
Es el símbolo mundialmente difundido de la proximidad de dios, se eleva por enzima del nivel de la humanidad y llega a la proximidad del cielo.

Barco:
Es el objeto de culto en la Mesopotamia (Egipto, Creta y Escandinava).Asocia al viaje del sol por el cielo.

Boca:
Es la dimensión elemental del simbolismo anatómico. En la identificación del órgano con su función.

Sangre:
Correspondiente al color colorado, tiene su origen la luz solar y el color amarillo, y en medio el verde y la vida vegetal.

Espejo:
Mas allá de su mesa función, y la antigua creencia de que la imagen reflejada y el modelo real, están unidos en una correspondencia mágica.

Rosas:
En la antigüedad junto a la importancia de su simbolismo aparece en primer término el mito refluyente de Adonis, el amado de Afrodita.

Cabra:
Es diferente el símbolo del macho y de la hembra, muchas veces se considera personificación de lascivia y vitalidad.




Federico García Lorca 2 de agosto de 1924

domingo, 4 de mayo de 2008

Apologia del Ceibo (Flor Nacional)




La planta de ceibo cuya flor fue considerada nacional, se encuentra distribuida preferentemente en el norte de la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos (Paraná), Misiones, Formosa, Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Santa Fe. Tres especies distintas de ceibo se encuentran en nuestro país .El ceibo, científicamente llamado Erytrina crista galli (del gr. Erytrina, rojo; y del latín crista galli, cresta de gallo), presenta los siguientes caracteres:
La raíz es pivotante, con nudosidades producidas por bacterios nitrificantes, que viven en simbiosis, lo mismo que en la raíz del poroto. Facilitan a la raíz la absorción del nitrógeno que fijan y toman de ella las sustancias orgánicas, que la planta elabora Fue declarada Flor Nacional Argentina, por Decreto N°138.974 del 2 de diciembre de 1942. Su color rojo escarlata es el símbolo de la fecundidad de nuestro país.

LEYENDA:


Según cuenta la leyenda la flor del ceibo nació cuando Anahí fue condenada a morir en la hoguera, después de un cruento combate entre su tribu y los guaraníes.
Por entre los árboles de la selva nativa corría Anahí. Conocía todos los rincones de la espesura, todos los pájaros que la poblaban, todas las flores. Amaba con pasión aquel suelo feraz, silvestre, que bañaban las aguas oscuras del río barroso. Y Anahí cantaba feliz en sus bosques, con una voz dulcísima, en tanto callaban los pájaros para escucharla. Subía al cielo la voz de la indiecita, y el rumor del río que iba a perderse en las islas hasta desembocar en el ancho estuario, la acompañaba. Nadie recordaba entonces que Anahí tenía un rostro poco agraciado, tanta era la belleza de su canto.
Pero un día resonó en la selva un rumor más violento que el del río, más poderoso que el de las cataratas que allá hacia el norte estremecían el aire. Retumbó en la espesura el ruido de las armas y hombres extraños de piel blanca remontaron las aguas y se internaron en la selva. La tribu de Anahí se defendió contra los invasores. Ella, junto a los suyos, luchó contra el más bravo.
Nadie hubiera sospechado tanta fiereza en su cuerpecito moreno, tan pequeño. Vio caer a sus seres queridos y esto le dio fuerzas para seguir luchando, para tratar de impedir que aquellos extranjeros se adueñaran de su selva, de sus pájaros, de su río.
Un día, en el momento en que Anahí se disponía a volver a su refugio, fue apresada por dos soldados enemigos. Inútiles fueron sus esfuerzos por librarse aunque era ágil. La llevaron al campamento y la ataron a un poste, para impedir que huyera. Pero Anahí, con maña natural, rompió sus ligaduras, y valiéndose de la oscuridad de la noche, logró dar muerte al centinela. Después intentó buscar un escondite entre sus árboles amados, pero no pudo llegar muy lejos. Sus enemigos la persiguieron y la pequeña Anahí volvió a caer en sus manos.
La juzgaron con severidad: Anahí, culpable de haber matado a un soldado, debía morir en la hoguera. Y la sentencia se cumplió. La indiecita fue atada a un árbol de anchas hojas y a sus pies apilaron leña, a la que dieron fuego. las llamas subieron rápidamente envolviendo el tronco del árbol y el frágil cuerpo de Anahí, que pareció también una roja llamarada.
Ante el asombro de los que contemplaban la escena, Anahí comenzó de pronto a cantar. Era como una invocación a su selva, a su tierra, a la que entregaba su corazón antes de morir. Su voz dulcísima estremeció a la noche, y la luz del nuevo día pareció responder a su llamado.
Con los primeros rayos del sol, se apagaron las llamas que envolvían Anahí. Entonces, los rudos soldados que la habían sentenciado quedaron mudos y paralizados. El cuerpo moreno de la indiecita se había transformado en un manojo de flores, rojas como las llamas que la envolvieron, hermosas como no había sido nunca la pequeña, maravillosas como su corazón apasionadamente enamorado de su tierra, adornando el árbol que la había sostenido.
Así nació el ceibo, la rara flor encarnada que ilumina los bosques de la mesopotamia argentina. La flor del ceibo que encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe.
Descripción de la Planta:

El tallo es leñoso, tipo tronco, irregular. Da ramas con espinas que forman una capa sin forma definida. Mide, término medio, de cinco a ocho metros; pero los hay hasta de diez metros de longitud, como los ceibos de Salta, Jujuy y Tucumán. Por su implantación en el tallo son alternas y por su duración, anual. Caen en el otoño y las nuevas hojas nacen en la primavera. Las flores, dispuestas en inflorescencia del tipo racimo, son pentámeras, completas y de simetría bilateral. Su color es rojo. Las plantas florecen de octubre hasta abril.
Su cáliz es gamosépalo, como un pequeño dedal de color rojo. Forma con la corola un perianto donde sépalos y pétalos son de color semejante, pero de forma distinta. Su borde se caracteriza por el color marrón que le da aspecto de marchito.
La corola, semejante a la del poroto, es amariposada, pero se diferencia de ésta en que el estandarte, que es el pétalo más grande, se dispone en la parte inferior.
Los pétalos llamados alas, son muy pequeños, están prácticamente escondidos dentro del cáliz. Los otros dos pétalos se sueldan a veces parcialmente, y forman la quilla o carena, sirviendo de protección a los órganos de reproducción.
El androceo consta de 10 estambres, uno libre y nueve unidos por sus filamentos (androceo gamostémono). El gineceo, unicarpelar, está entre los estambres soldados, a la manera de un cuchillo en su vaina.
El fruto es monocárpico, seco, del tipo legumbre, de varios centímetros de longitud.
Las semillas de forma cilíndrica se disponen espaciadamente en el interior de la vaina. Su color es castaño. El embrión que contienen, posee cotiledones hipogeos, pues al germinar quedan debajo de la tierra. La mayor utilidad que presta es la de ser una planta ornamental por sus hermosas flores que lucen en los lugares principales de las grandes ciudades. En general no es explotado pero tiene algunas aplicaciones. La corteza se usa en algunas provincias para curtir cueros y la madera. Como es sumamente liviana suele reemplazar al corcho en algunas manufacturas. Se usa también para fabricar colmenas y armazones de montura.
Los indios fabricaban balsas y, en algunos lugares, ruedas de carrito para transportar leña.
Realizado por:
Suarez,Francisco,Jose
Instituto E.S.B.A
2do cutrimestre turno mañana
Materia: Literatura